Cuando África te llama, debes responder. Llevamos años esperando el momento oportuno para reservar lo que sin duda es el viaje de nuestra vida: un safari de una semana por la sabana africana. Decir que es una experiencia que cambia la vida es quedarse corto. Nuestra estancia en Tanzania y Kenia nos transportó a otro mundo, de serenidad y paciencia, rebosante de vida y asombrosa belleza. Es un viaje que requiere planificación y dedicación, así que aquí van algunas cosas que aprendí por el camino. El consejo más importante, sin embargo, es abrazar la quietud: sin teléfonos, sin portátiles, sin wifi. No hay mejor desintoxicación del ajetreo de la vida moderna, y te irás sintiéndote renovado, inspirado y contento. Como dijo Hemmingway en una ocasión: "Nunca supe de una mañana en África en la que no me despertara feliz".
DÓNDE ALOJARSE
Tanzania
Empezamos en el Oliver's Camp, en el Parque Nacional de Tarengiri. Las tiendas son preciosas y muy cómodas, pero están en medio de la sabana, por lo que tardamos unas cuantas noches en acostumbrarnos a los ruidos. El desayuno fue nuestra comida favorita, con vistas a kilómetros de distancia. Después nos trasladamos al refugio Namiri Plains, en el Parque Nacional del Serengeti. Darse un chapuzón en la piscina por la tarde, antes de que se ponga el sol y bajen las temperaturas.
Kenia
en la reserva de Masai Mara es espectacular, como una casa en un árbol de cinco estrellas. Los safaris son largos, de 2 a 4 horas dos veces al día (hay que hacer 5 minutos de yoga cada vez que se para) y vimos 4 de los 5 animales de caza mayor (elefante, búfalo, leopardo, león; sólo nos faltó el rinoceronte). Un placer especial fue visitar a la tribu masai a última hora de la tarde y escuchar sus historias junto al fuego.
QUÉ LLEVAR:
Lo primero y más importante son las capas de ropa. Los días son calurosos, pero las noches refrescan mucho, así que necesitas buenos calcetines y jerséis calientes. Yo vivía con mi chaqueta de safari (los bolsillos tienen mucho sentido) y mi pashmina favorita. Los pantalones y las camisetas beige y caqui son imprescindibles; encontré casi todo para toda la familia en Uniqlo y Banana Republic. No olvides el sombrero. Tapones para los oídos, una máscara para los ojos y una pequeña farmacia son buenas ideas. En cuanto a las joyas, metí en la maleta piezas sencillas de uso diario (más de acero inoxidable que de oro) y mi Navigator St Tropez de doble tiempo fue un sueño.
QUÉ LLEVAR A CASA:
Es el momento de invertir en una cámara de calidad con un buen zoom. Los niños realmente encontraron su luz en la puesta de sol africana. Compramos una Leica y unos buenos prismáticos. Sin duda encargaré un álbum de fotos para guardar todos los recuerdos. Y aunque la vida salvaje es la estrella, a mi madre y a mí nos encantó pasar una tarde curioseando la extraordinaria joyería de la tribu masai. Compré un brazalete de cuentas llamado reloj masai que llevé durante el resto del viaje. Los colores y los dibujos son preciosos. Estoy segura de que seguirá siendo uno de mis recuerdos favoritos de una de las mejores vacaciones de mi vida.